Esa fluctuación puede llegar a ser más estable y positiva, si hay un flujo de motivación constante. En este caso, hablo de un compañero de aventura. Este tipo complemento emocional es más difícil de encontrar de lo que parece, ya que que las personas con distintas personalidades tienden a chocar entre ellas constantemente, haciendo que lo profesional se vuelva personal y llegando a romper más que un equipo de trabajo.
Aplicando esto a mi vivencia personal, he de decir que tengo el complemento perfecto. Una persona que me complementa. Una persona que sabe anteponerse a mis errores. Una persona que me hace reír en los momentos más tensos y que sabe tomarse el trabajo de una forma seria y a la vez divertida. Una persona con la que todas las disputas por llevar la razón acaban en una solución. Una persona con la que cada visión, acaba en un proyecto o ambición. Una persona que sabe aprovechar tus puntos fuertes y ceder en sus debilidades. Un socio perfecto, un espléndido compañero y aún mejor amigo...
Iñaki
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